Cuenta la leyenda (recogida por los monjes cistercienses y depositada en la abadía de Glastonbury) que al morir Jesucristo, redentor para los cristianos, un discípulo secreto del maestro de nombre José de Arimatea solicitó permiso a Pilatos para recuperar el cuerpo del crucificado y darle sepultura. En ese momento, Pilatos le entregó el cáliz en el que había comido el maestro durante la última cena en casa de Simón el Leproso. Al bajar el cuerpo de la cruz, José se dio cuenta de que las heridas todavía sangraban y decidió recoger la sangre en ese mismo cáliz que acababa de recibir.
Más tarde, José de Arimatea, fue considerado sospechoso por las autoridades judías y no dudaron en encancelarlo según las modas de la época, a base de agua y algo de pan mugriento en las mañanas. Pero los carceleros no contaban con ese extraño cáliz que José guardaba como su mayor tesoro, y ese “vaissel” fue su alimento y sustento espiritual durante su encarcelamiento.
Con motivo de la destrucción de Jerusalén por los romanos, José es sacado de la cárcel por los emperadores Tito y Vespasiano, quien honrando su valor y nobleza no dudan en tomar como amigo a quien fue capaz de soportar semejante tortura. Son tales las relaciones de José con Vespasiano, que este le proporciona un barco para que pueda predicar las enseñanzas de su maestro en las más lejanas tierras, más allá de las columnas de Hércules.
Y así fue como José de Arimatea, se embarcó junto a su hermana Enygeus casada con Bron, un respondón de nombre Petrus y un hipócrita llamado Moyset. Pero el pecado se infiltra en la comunidad y José, por ordenes de Dios, instituye entonces un ritual: los miembros de la comunidad deberán reunirse en una comida de fraternidad –análoga a la de los primeros cristianos- alrededor de una mesa en cuyo centro estará el “vaissel” santo, y junto a el, un pez pescado por Bron, futuro rey pescador.
Se trata de una reminiscencia de
Cuenta la leyenda además, que los invitados a la mesa experimentan un inefable gozo, que es la exaltación del éxtasis causado por la comunión, muy a tono con la teología cisterciense. En esta asamblea, que prefigura
Este asiento peligroso aparecerá mas tarde en
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