viernes, 2 de abril de 2010

Rammstein - Liebe ist für alle da

Dad la bienvenida a nuestro nuevo y "único" verdadero autor; Knight of Cydonia: es periodista!


Me desvirgo en este blog con la crítica del que para Marc es su segundo mejor disco del año pasado; tengo que confesar que ocupa la misma posición en mi ranking.


Liebe ist für alle da llegó en un momento que se puede considerar de bajón de Rammstein. No es que Rosenrot o Reise Reise fueran discos malos, pero su calidad, frescura e innovación bajaban mucho respecto a Mutter, el álbum que les encumbró. Con el último disco había dos opciones: bajar más el nivel y cruzar la línea o subirlo a mamporrazos y recuperar su posición en la escena. Para mi el resultado ha sido este último, porque el disco es un verdadero puñetazo en la mesa.

Rammlied (canción Ramm) es una declaración de principios. Después de una solemne apertura en los que se autoproclaman leyenda, Lindemann nos enseña como pronunciar correctamente el nombre del grupo en uno de los estribillos más simples y efectivos de toda su discográfica. El endiablado riff que le sigue nos obliga a sacudir arriba y abajo la cabeza ya desde el principio del disco.

La segunda canción y segundo single es Ich tu dir weh (Te hago daño), una apología al sadomasoquismo que utiliza la fórmula 100% Rammstein: entrada atmosférica con los tecladitos + cuatro batacazos de la batería + riff endiablado + cuerpo de la canción casi sin cantar + estribillo pegadizo. A destacar los altos tonos a los que llega la voz de Lindemann. Le sigue Waidmans Heil (El saludo del Cazador), rapidez y cambios de ritmo que consiguen desconcertar y que logra mantener el interés.

Haifish (Tiburón) rebate a quien critica el grupo por no innovar. Con un guiño a la música electrónica, entrada anafórica marca de la casa y estribillo con coros de fondo basado en no se qué ópera alemana. Y de la experimentación pasamos a la dureza extrema con B******** en la que Lindemann tiene que inventarse un taco para cantarlo con voz gutural como nunca antes lo había hecho. La canción más industrial del álbum y sin duda la más dura.

Frülhing in Paris (Primavera en Paris) es la primera balada de LIFAD. No llega a la altura de Seemann o Ohne Dich pero siempre me ha gustado como Lindemann canta las baladas. Y de una historia de amor en Paris pasamos a otro tipo de historia de otro tipo de amor en Viena. Wiener Blut (Sangre vienesa) es la que más me gusta del disco. Atmosférica y perturbadora, Lindemann nos invita inquietantemente a entrar en su casa; si aceptamos, unas guitarras cortantes nos informan que hemos entrado en la locura. “Bienvenido a la mazmorra”, sentencia el cantante. Basada en el monstruo de Amsteten.

Aquí es cuando llega el primer single Pussy. No hace falta valorarla: comercial y transgresora donde las haya. Para que negarlo, Rammstein ha llegado donde está gracias a canciones para el gran público, y a quien no le guste es que en realidad no le gusta Rammstein.

Y ya vamos acabando. El trío de canciones que cierra el álbum para mi es lo más flojito. No es que sean malas canciones, pero es difícil mantener el alto nivel del principio. Liebe ist für alle da (Hay amor para todos) la encuentro muy industrial y sobretodo efectiva en directo, me recuerda al Herzeleid. Mehr (Más) es interesante pero se acaba haciendo repetitiva, y Roter Sand (Sangre Roja) es una forma diferente y atrevida de acabar el disco al ser una canción tan tranquilita y calmada.

Conclusión: un disco excelente, que ni le falta ni le sobra nada. 100% Rammstein, con riffs y melodías trabajadas, canciones rápidas, canciones duras, canciones lentas, canciones pegadizas, canciones experimentales y canciones marca de la casa.

Hay amor para todos, ¿qué más queréis?


En Google se aburren mucho:

domingo, 28 de marzo de 2010

Paradojas


Primero vino un niño inocente,
y me preguntó cómo eran las cosas,
le respondí que no lo sabía.
Después vino un anciano sabio,
y me preguntó cómo eran las cosas,
volví a responder que no lo sabía.
Después llamaron a mi puerta las mujeres,
y me preguntaron cómo eran las cosas,
respondí que no lo sabía.
Más tarde llamaron los hombres,
con la misma pregunta,
y tampoco fui capaz
de responder en afirmativo.
Al cabo llegaron los conservadores,
seguidos de los anarquistas.
Después científicos y campesinos,
curas y filósofos,
santos y ladrones,
profesores y aprendices,
generales y soldados,
sanos y postrados,
cazadores y ecologistas.
Todos me hacían la misma pregunta:
¿Cómo eran las cosas?
No supe que responder...
y ahora
que lo sé todo
sólo sé que no sé nada.