La luz de la ciudad en su tono artificioso
emerge de la oscuridad atrapando
el halo inocente de las estrellas.
Sin embargo, ahí están centelleando en su morada,
esperando que desde un café emergan las palabras
ocultas en otra dimensión noble,
camino directo hacia la libertad.
Y abren la puerta dorada de un sendero antiguo,
donde se camina descalzo,
donde se desnuda el alma.
Y allí desnudas recorren el sendero libre de las estrellas
cabalgando a lomos de todas aquellas aventuras
que el destino nos hace compartir.